Care Santos
Editorial Luis Vives, 2005
V Premio Alandar de Narrativa Juvenil 2005.
Este libro trata de: Civilización y cultura rusa, Aprendizaje, Crecimiento
Propuesta de clasificación documental: BLANCO/841
Propuesta de signatura topográfica: BLANCO/841/SAN/ani
Cuando Alejandro se ve obligado a pasar junto a su padre un verano en un pueblecito de Soria, nada parecía presagiar que su experiencia en esos meses acabaría determinando la manera de enfocar su vida para siempre. Conocer a Irina, una joven de ascendencia rusa, hará que el final de su adolescencia aparezca atravesado por varias pasiones: la del primer amor y, sobre todo, la de su vocación literaria. La fantástica biblioteca de Irina servirá de guía en el paulatino descubrimiento de un país desconocido -Rusia- al que el protagonista se acerca a través de la lectura incansable de sus clásicos literarios. El relato de las experiencias vitales de antepasados, artistas y literatos, completan una trama que nos permite atisbar el trasfondo de la historia contemporánea rusa. El anillo de Irina es una novela que maneja sabiamente varias tramas paralelas que acaban formando un círculo perfecto, un final que no deja ningún cabo suelto. Es también un libro que fomenta las ganas de leer, que abre las puertas a la lectura de muchos otros libros, “las puertas de esa casa interminable donde unas estancias llevan a otras y donde uno puede quedarse a vivir y ser feliz el resto de sus días”. Novela especialmente recomendable para alumnos y alumnas del segundo ciclo de Secundaria o Bachillerato, para aquéllos que creen que las pasiones pueden arrastrarnos en muchos sentidos y, en definitiva, para todos aquéllos que todavía confían en el poder transformador de la lectura.
María
Tal como figura en una “ficha para bibliotecas”, la novela presenta varios temas de interés: el amor adolescente, la relación padre-hijos, la literatura rusa, la ciudad de San Petersburgo y el mundo de las bibliotecas. “Leer es como recorrer una casa con muchas habitaciones. Unas llevan a las otras y ésas a algunas más lejanas, pero todas están comunicadas entre sí. Leer es aprender a recorrer esa casa enorme, a no extraviarse en ella, a saber en qué habitaciones nos gustaría permanecer largo rato, en cuáles no queremos entrar o de cuáles haremos nuestra propia casa durante una temporada”. Estas líneas justifican el hecho de que El anillo de Irina nos habla, sobre todo, del amor a la literatura y del enriquecimiento que la lectura de los clásicos rusos produce en alguno de sus lectores. Escrita en forma autobiográfica y narrada desde el presente, la obra narra la fascinación que sobre el adolescente Alejandro ejerce Irina, una joven de ascendencia rusa que vive con su abuela en el pueblo al que Alejandro llega con su padre Víctor. Padre e hijo cometen la misma torpeza: enamorarse de la misma mujer... No obstante, gracias a su amistad con la protagonista, Alejandro, que piensa en dedicarse a la escritura, descubrirá la cultura rusa a través de compositores y, sobre todo, de los principales autores de la literatura rusa de los siglos XIX y XX. Y la historia de estos escritores –Nabokov, Turguéniev, Tolstoi…- le sirven al narrador para establecer un paralelismo entre aquellas vidas y la suya propia (como la antipatía que sentía Chejov hacia su padre). Novela escrita con un estilo sencillo, y entretenido relato que se convierte en novela de aprendizaje y que gustará a los adolescentes amantes de la literatura (que los hay, afortunadamente).
Rosana
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