17 sept 2009

KONRAD

KONRAD O EL NIÑO QUE SALIÓ DE UNA LATA DE CONSERVAS
Christine Nöstlinger
Editorial Alfaguara, 2002
(Publicado por primera vez en 1.975)

Este libro trata de: Niños y niñas, Niños diferentes, Relaciones personales, Relaciones sociales, Relación niño-adulto, Soledad
Propuesta de clasificación documental: ROJO/846
Propuesta de signatura topográfica: ROJO/846/NOS/kon

La señora Bartolotti, mujer ingenua y extravagante, vive feliz en su peculiar universo solitario. Pero un día recibe un inesperado paquete: una enorme lata que contiene un niño que ella no había encargado. Desde entonces, su tranquilo mundo se verá alterado por la presencia de este muchacho de siete años, producto perfecto fabricado en una factoría y cuya llegada produce demasiados quebraderos de cabeza a la mujer, pues no sabe cómo cuidar de un niño. La lógica de los comportamientos se altera: Konrad es el prototipo de niño perfecto, disciplinado, mientras que su estrenada madre se aleja de los prototipos que conocemos. Pero sus personalidades acaban complementándose. Cierto día, la protagonista recibe un mensaje en el que se le informa de que todo ha sido una equivocación, y de que alguien irá a recoger al muchacho. Es en ese momento cuando habrá que reeducar al niño para impedir que se lo lleven. Son varias las líneas temáticas que se entrecruzan en la novela. Por una parte, se establece una oposición de comportamientos: la señora Bartolotti representa la rebeldía y el rechazo de lo convencional frente a Konrad, que simboliza la obediencia a la autoridad. Otro de los temas que emerge de la lectura es la crítica que se hace a la deshumanización en la que nos hallamos inmersos, ejemplificada en esa fábrica que diseña individuos perfectos. La autora propugna que la felicidad radica en la imperfección de los seres, capaces de decir lo que quieren y de ser libres para actuar como desean. Otro motivo recurrente es la necesidad que tiene Konrad de integrarse en el mundo al que ha venido. Lectura entrañable que, pese a ser conocida como novela infantil y puede recomendarse para lectores a partir de diez años, es adecuada para niños de “ocho a ochenta años” (esta última expresión constituye un homenaje a mi padre). Y, como hoy en día, la longevidad ha ampliado su margen, podemos decir que “hasta los noventa y cinco”.

Rosana

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